Un Pleno que no merecía ser aplazado

Cuando la lealtad partidista se antepone al deber con el municipio 

En San Pedro del Pinatar se ha vuelto a escribir otra página amarga en el libro de la política local. El Pleno municipal previsto para hoy ha sido aplazado, no por una causa de fuerza mayor, no por una catástrofe natural, ni por una urgencia sanitaria. Ha sido aplazado porque el equipo de gobierno, del Partido Popular, ha preferido asistir al 21.º Congreso Nacional de su partido, que, curiosamente, ni siquiera empieza hasta el viernes por la tarde. Lo que plantea una pregunta tan lógica como incómoda: ¿Por qué no se celebra el Pleno hoy jueves por la tarde y se desplazan mañana por la mañana?

La respuesta, aunque no se dice en voz alta, se intuye. Tal vez la comodidad de viajar con calma, tal vez el deseo de “hacer grupo” unas horas más, o quizá —y sería lo más grave— la intención de cargar una noche extra de hotel y dietas a las arcas municipales, como si fuese lo normal, como si el dinero saliera de una fuente infinita que no mana de los bolsillos de los vecinos.

Y mientras tanto, el pueblo sigue con la casa sin barrer. Literalmente.

El contrato de recogida de residuos no se está cumpliendo, y la sanción impuesta a la empresa responsable, STV, ha sido tan simbólica como ofensiva. Una multa irrisoria que no compensa en nada a los vecinos que conviven a diario con contenedores rebosantes, olores nauseabundos y un servicio deficitario. Se sanciona a la empresa, sí, pero se olvida a los ciudadanos, como si no tuvieran derecho a que se les devuelva lo que no han recibido.

"El Pleno se aplaza… el pueblo se hunde. Y la basura, sigue ahí"

La inseguridad, lejos de remitir, se normaliza. Las patrullas vecinales siguen siendo necesarias, porque la Policía Local —o como algunos irónicamente la llaman, “la policía imperial”— asegura no tener efectivos suficientes. Y a este argumento repetido le acompaña el silencio de quienes deberían estar dando soluciones. Se criminaliza el descontento vecinal, pero no se corrige la raíz del problema. ¿Dónde están las medidas reales?

Y lo más doloroso: la tragedia. Hace apenas unos días, dos personas perdieron la vida en un “accidente” dentro de un bar que ya había sido objeto de reiteradas advertencias vecinales. Se había solicitado su inspección. Se había avisado. La inacción se cobró vidas. ¿Y la respuesta institucional? Un minuto de silencio. Y luego, nada. Como si el luto colectivo pudiera reemplazar la responsabilidad.

Ante este panorama, resulta ofensivo que los representantes del pueblo opten por ir a un Congreso que nada aportará a San Pedro del Pinatar. Porque no se trata de una feria de inversión, ni de una cumbre de financiación europea, ni de un encuentro institucional que pueda derivar en mejoras tangibles para el municipio. No. Se trata de un evento de partido, de promoción interna, de discursos calculados, de aplaudir al líder y repetir consignas. Una fiesta de partido, sí. Mientras el pueblo, el nuestro, se deteriora cada día un poco más.

"Aplazar un Pleno implica paralizar decisiones municipales y envía un mensaje de desprecio por lo público"

Y todo esto se agrava con los antecedentes. Ya hubo un caso que escandalizó a más de uno: un concejal de Turismo que, para asistir a una feria en Alicante, a apenas 70 kilómetros de su casa, cargó 1.500 euros al Ayuntamiento por una noche de hotel. ¿Con qué justificación? ¿Desde cuándo una visita profesional a una feria se convierte en escapada de lujo? ¿Desde cuándo el servicio público permite ese tipo de excesos? ¿Y cómo se atreve alguien a exigir ese gasto cuando su experiencia previa era, por ejemplo, la venta de churros? No por desprecio a ningún oficio, sino por contraste con los aires de grandeza que algunos se otorgan al sentarse en un sillón público.

San Pedro del Pinatar no necesita más excusas ni más aplazamientos. Necesita que sus problemas sean atendidos. Necesita gestores que se ensucien los zapatos, no que brillen bajo los focos de un auditorio partidista en Madrid. La basura se acumula, la inseguridad crece, las tragedias se repiten y la respuesta institucional es el silencio o el desvío de la atención.

Por eso, desde la serenidad y la convicción democrática, cabe lanzar una petición directa: si este equipo de gobierno aún guarda un mínimo de dignidad y amor por su pueblo, que dé un paso al frente y reconozca que no está gestionando como se debe. Que presente su dimisión con la cabeza alta, antes de perder la poca credibilidad que le pueda quedar. Porque el pueblo no puede esperar más. Porque este municipio necesita dirección, compromiso, soluciones. No fotos, no viajes, no discursos vacíos.

"¿A ti te representan? ¿Te sientes cuidado por este gobierno local?"

Y si los vecinos no levantan la voz, si aceptan en silencio todo esto, si agachan la cabeza y se resignan al desorden, al abandono, a la mediocridad, entonces sí, habremos perdido algo más que un Pleno. Habrán ganado los caciques, y habremos renunciado a la dignidad de este pueblo que fue, alguna vez, un lugar del que sentirse orgulloso.

No callemos, porque el silencio es el mayor aliado del abuso, y alguien tiene que encender la luz, aunque moleste a quienes prefieren la oscuridad del poder mal usado.

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